Por Carlos Ruiz, Técnico y Scouting.
Para cualquier chico en su etapa de crecimiento y formación, el fútbol ha de ser sinónimo de pasión, emoción, felicidad, alegría, bienestar físico y mental, maduración, sociabilidad, integración, aceptación… y un largo etcétera de intangibles beneficiosos a corto y largo plazo.
Desde mi larga experiencia primero como jugador y luego como técnico de equipos de jóvenes, concibo este apasionante deporte en una perspectiva global. Por un lado, desde el punto de vista técnico y táctico, el fútbol es un excelente vehículo para transmitir conocimientos en aras a perfeccionar una serie de aptitudes y alcanzar óptimos resultados. Por otro, desde el prisma de lo social, este deporte también es una magnífica oportunidad para transmitir a los jóvenes una serie de valores que trascienden el ámbito de lo deportivo y que contribuyen a su formación personal.
En efecto, se trata de conocer a fondo las aptitudes de cada chico para saber en qué entorno o equipo puede desarrollar mejor sus potenciales…en qué zona del campo puede explotar todas sus innatas condiciones…o en qué ámbitos de la preparación técnica y táctica debe profundizar para llegar a ser un jugador mas completo.
Pero también se trata, y esto no es menos importante, de saber inculcar una serie de valores del Deporte que contribuirán al crecimiento personal del joven como sujeto social…el compromiso con tu equipo y tus compañeros, el respeto hacia uno mismo, los compañeros, el entrenador y todo el cuerpo técnico y a los rivales y el árbitro, el fair play o correcto cumplimiento de unas normas sin recurrir al engaño, la normal aceptación de la victoria o la derrota como algo inherente a la propia práctica deportiva… en definitiva, educar en los valores del deporte.
El fútbol como deporte y como agente de socialización.
Esta es mi visión. Esta es mi pasión.