Tal y como expresa su definición, un ecosistema es un sistema que está formado por un conjunto de organismos vivos y el medio físico donde se relacionan.
Definición que se adapta al fútbol, donde los organismos vivos son los jugadores y el medio físico donde se relacionan es el campo. En el fútbol existen diferentes sistemas tácticos, diferentes formas de posicionarse dentro del terreno de juego para provocar relaciones entre jugadores del mismo equipo con el fin de generar superioridades y llegar a la meta rival.
¿Cuál es el mejor sistema? ¿1-4-4-2? ¿1-4-2-3-1? ¿1-5-3-2? ¿1-4-3-3? ¿1-3-4-3? No lo sabemos.
El mejor sistema es aquel sistema que se adecua a las cualidades técnicas y tácticas de los jugadores que forman la plantilla.
En una plantilla donde no hay extremos puros, no tiene sentido aplicar sistemas con bandas abiertas, en una plantilla donde no haya ningún delantero centro puro no tiene sentido jugar con un solo punta. Las características de la plantilla condicionan la colocación de los jugadores sobre el verde.
Por otro lado, relacionarse en el campo implica movimiento, el movimiento implica cambios posicionales, es por esto, que los sistemas no son estáticos, son dinámicos. Un sistema a priori defensivo con 5 defensas, 3 centrocampistas y 2 delanteros, se puede convertir (si los laterales son ofensivos) en un sistema muy ofensivo con 3 defensas, 3 mediocentros, 2 extremos, y 2 delanteros. Un 4-4-2 en ataque se puede convertir en un 4-5-1 en defensa, y así muchas combinaciones más.
Los entrenadores no debemos cerrarnos en un solo sistema, debemos abrir la mente, estudiar los puntos fuertes y débiles de nuestra plantilla, y junto a nuestra idea de juego buscar el mejor rendimiento de la misma independientemente de los sistemas establecidos.