Padres y entrenadores: empatía para el éxito.

Son muchos los clubs que me piden asesoramiento a la hora de trabajar con los padres de los jóvenes deportistas. Son muchos los entrenadores que, en pequeño comité, me cuentan las dificultades que les comporta lidiar con padres “exigentes”.

Tanto a padres como a entrenadores, les suelo decir lo mismo. La premisa fundamental es que los padres: QUIEREN LO MEJOR PARA SUS HIJOS Y LES QUIEREN INCONDICIONALMENTE.

Esta afirmación debería ser tenida en cuenta por los entrenadores; tenerla grabada en su mente para así poder entender mejor a los progenitores.

Un ejemplo que ha llegado a mis manos esta mañana es el de Roser Alentà. Esta madre coraje afirma en una entrevista realizada a El Periódico que “todos los padres queremos ayudar a nuestros hijos a que cumplan sus sueños o a que disfruten con lo que les apasiona”.
Si les digo que Roser es la madre de Marc i Alex Márquez, flagrantes campeones de MotoGP y Moto3 respectivamente, sus palabras adquieren mayor validez, si cabe, ¿verdad?

Entrenadores, los padres quieren lo mejor para sus hijos. ¡No les quitéis esto!

Ahora bien, una vez hecho el ejercicio de entender a los padres, ahora es justo que los padres entiendan qué tratan de hacer los entrenadores de formación.

Me encanta un entrenador checo llamado Zdenek Zeman. No es entrenador de formación, ya que se dedica a entrenar a equipos de fútbol en la élite europea. Por eso sus palabras adquieren más valor. Zemen dice:” ganar (títulos) no es importante. Un técnico debe mejorar a los jugadores que tiene a su disposición”.

En esa declaración de intenciones que me gusta tanto, radica la esencia del entrenador de formación. Su objetivo es MEJORAR A CADA UNO DE SUS JUGADORES. Y los padres deberían saber que es una regla de oro.

Padres, los entrenadores intentan hacer mejor a cada uno de los jugadores que tienen a su disposición. ¡No les quitéis esto!

Este pequeño ejercicio de EMPATÍA nos permite flexibilizar y evitar el nocivo vicio de JUZGAR a los demás desde nuestro propio punto de vista.

Si a un padre le disgusta que un entrenador no saque a su hijo al terreno de juego, que piense primero ¿por qué?, si el objetivo del entrenador es que su hijo mejore.
Si a un entrenador le disgusta que un padre le esté presionando para que su hijo juegue, que piense
¿por qué?. La acción está mal, pero si entiende que lo hace porque quiere que su hijo consiga su sueño, podrán sentarse a hablar…

Ya hemos acercado posiciones. Ya tenemos mucho ganado simplemente cambiando de perspectiva y entendiendo las motivaciones del otro. El siguiente paso consiste en:

– explicar a los padres cómo deben actuar para ayudar a sus hijos a conseguir sus sueños en vez de sabotearlos sin siquiera saberlo.

– dotar a los entrenadores de herramientas para poder comunicarse mejor con los padres y hacer su trabajo de una manera eficaz e impermeable a presiones externas.

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